Soy un fiel seguidor del béisbol dominicano, especialmente del equipo Leones del Escogido, que es el tercer equipo con más campeonatos ganados en el béisbol dominicano con 13, detrás de los Tigres del Licey y Las Aguilas Cibaeñas, que se encuentran empatados con 23 campeonatos.
Un equipo deportivo hoy en día es muy parecido a una empresa cualquiera que busca generar beneficios, distinto a lo que era hace unos años, que era más parecido a una ONG (Organización no gubernamental), que no está orientada a recibir beneficios lucrativos para existir. Hoy los equipos deportivos necesitan percibir dinero y obtener victoria es lo que ayuda a estos equipos a percibir logros económicos.
Los Leones del Escogido son uno de los peores ejemplos de mala administración que se pueden poner sobre la mesa en el ámbito deportivo. Esta organización era uno de líderes en victorias a principios de los 90s, sin embargo, malas decisiones administrativas han llevado a este equipo a ser objeto de burlas a nivel nacional por el pobre desempeño alcanzado a nivel deportivo, originado por pobres medidas administrativas.
Lo primero que pasa en esta organización es los diversos cambios que han tenido a nivel administrativo, ha cambiado de dueños en 3 ocasiones en los últimos 20 años, han contado con innumerables gerentes generales, diversos asesores de equipo (muchos no han estado relacionados al deporte) y promedian más de 2 dirigentes por temporadas.
La peor época del Escogido fue durante los años que estuvo Julio Hazim en el equipo, donde las malas negociaciones llevadas a cabo por un grupo de personas que no se encuentran ligada al deporte y que a llevó a la organización a ser puesta en venta por segunda ocasión en menos de una década, siendo adquirida por la familia Bonetti, dueños de uno de los principales grupos económicos de la República Dominicana.
Los Bonetti tomaron una decisión acertada al colocar a Moisés Alou como Gerente del equipo, una persona ligada al deporte desde niño, y que cuenta con excelentes relaciones con los equipos de MLB. Sin embargo, a nivel dirigencial siguen las vicisitudes con varios dirigentes en solo 3 años.
Este año el equipo contrató al reputado dirigente de ligas menores Tony DeFrancesco, quien en casi 30 partidos ha tenido un desempeño bastante pobre tomando decisiones desacertadas en el manejo de su picheo como de los jugadores de posición. DeFrancesco se mostraba desconfiado de utilizar a los jugadores nativos, sin pensar que estos jugadores son los que brindan campeonatos en la pelota local.
DeFrancesco fue sustituido por Junior Noboa, un escogidista de toda una vida, y uno de las pocas personas que sabe lo que es ganar un campeonato con el conjunto escarlata, siendo una de las bujías del equipo que logró dos campeonatos consecutivos a principio de los noventas. Entiendo que un dirigente debe trabajar 10 meses o más junto al equipo, ayudar a concesionar el equipo en la temporada muerta, no simplemente traer alguien por 1 mes antes de empezar la temporada, que no conoce las fortalezas y debilidades de sus jugadores.
Un buen ejemplo es las águilas cibaeñas, que con 3 dirigentes en los últimos 20 años (Miguel Diloné, Tony Peña y Félix Fermín) han conseguido más campeonatos que cualquiera en nuestro béisbol, pero este grupo ha trabajado a tiempo completo para el equipo durante años y han logrado una cohesión con sus jugadores que no han tenido los otros equipos de nuestro béisbol.
El equipo del Licey ha tenido algo parecido, con un gerente general que tiene más de 10 años en el mismo cargo, que conoce todas las excentridades de los jugadores y que puede lidiar con cada uno de ellos. Y que decir del dirigente actual Rafael Landestoy, quien a pesar de las críticas de los fanáticos, se ha mantenido junto al equipo toda una vida, y ha sido su dirigente en varias ocasiones y fue nombrado con bastante tiempo de anticipación para la venidera temporada invernal.






